#PROYECTOS DE ARQUITECTURA RESIDENCIAL
"A Coruña for rent"
El mercado inmobiliario de viviendas de alquiler es sumamente competitivo, está plagado de vicios y sus anuncios suenan, casi todos, a cantos de sirena.
Nada de esto, sin embargo, carece de explicación: Los propietarios están obligados a invertir con mucha cautela, a intentar dar en la diana del gusto particular de un cliente potencial indeterminado y a proponer acabados y mobiliario a prueba de estilos de vida de lo más indolentes.
Pero aunque todo lo anterior sea cierto y cuando nos ocupa el diseño de viviendas para alquilar, podemos seguir dándonos el lujo de proyectarlas como si se tratase contenedores vacíos, mudos y anodinos? Podemos seguir afirmando que no hacer nada, no decorar, o no decantarse por estilo alguno siguen siendo las únicas maneras de gustar a todos o no desagradar a nadie?
Aun cuando los presupuestos constreñidos sean la norma impuesta por una altísima competitividad, ¿nos abocan éstos irremediablemente a una estética descuidada, ordinaria o anticuada? Y peor aún, si pensamos en arrendatarios jóvenes, estudiantes o trabajadores, ¿tenemos por fuerza que prescribir todo lo desechable, lo barato o de poca calidad?
Con su último proyecto residencial “¡Coruña for Rent!” Egue y Seta ha querido plantar cara e estos retos respondiendo a todas las cuestiones anteriores con un “no” rotundo pero alegre. La vivienda resultante intenta reconciliar ojos con bolsillos, proponiendo espacios de un atractivo decididamente joven, urbano y flexible, que ha resultado tremendamente viable en lo económico para los propietarios. Si ud. se ha imaginado a un hiper-barbado “hipster” subiendo su “fixie” hasta este ático, no le culpamos, pero lamentamos decirle que esta vivienda, realmente un bajo luminoso como un quinto, lo ocupa ahora mismo una lampiña pareja que no almacena trastos low tech.
A la vivienda entramos, como es habitual, a través del área social que integra salón, comedor y cocina en pocos metros cuadrados. Con el fin de contrarrestar la sensación de restricción espacial se han demolido los tabiques intermedios optando por una delimitación que atañe más a los suelos y al mobiliario que se interpone entre las estancia que a las paredes. De tal forma la cocina se levanta sobre un porcelánico imitación a mosaico hidráulico, que habla de la larga historia arquitectónica de la vivienda, propone al mismo tiempo un pavimento resistente y de fácil mantenimiento y finalmente aporta un colorido suave que será más adelante reutilizado como revestimiento degradado en otros paramentos verticales presentes en las habitaciones y el salón.
Una mesa de madera maciza, que es a la vez isla de cocina y comedor, integra una placa de cocción vitro-cerámica, y sienta a su alrededor a los comensales: de esta manera este comedor se propone como límite o interfaz entre los dos ámbitos, encarando una pared revestida en pintura de pizarra que se convierte en la agenda y el libro de visitas informal y gráfico de una casa muy expresiva. Bajo la campana de extracción, que es a la vez lámpara colgante decorativa, se pueden degustar platos cocinados a pocos centímetros de distancia, mientras ir a la nevera por una cerveza es cuestión de estirar el brazo. Así entonces, la cocina, ese sitio en donde acaban o empiezan todas las reuniones o las conversaciones amenas, ha sido enteramente pensada para albergar rutina y placer a conveniencia, desde el punto vista más práctico y menos protocolar.
Al lado opuesto del comedor encontramos el salón montado sobre un pavimento vinílico efecto madera de roble envejecida que dialoga perfectamente con el muro de piedra original, y una pared de degradado colorido que aporta en cambio modernidad y vanguardia estilística. Sobre este pavimento una alfombra de área estilo persa intenta delimitar un área de mayor confort en donde los sillones, sofás, mesitas y consola audiovisual se disponen de manera accesible para permitir el entretenimiento en pareja, la lectura solitaria, o la reunión con amigos y música de fondo. A nivel decorativo el eclecticismo es aquí la clave, incorporando texturas y patrones variados, dando toques textiles de color que encuentran todos la amortiguación necesaria en los acabados neutros propuestos por la madera, la piedra o el mimbre que está hoy en día en pleno auge.
Pasando a la zona privada de la vivienda, nos encontramos en primer lugar con un cuarto de baño único que sirve a ambas habitaciones y al área social. Su localización en planta corresponde con el bajo de la escalera lo que implica un aprovechamiento máximo de los centímetros cuadrados disponibles pero también una potencial sensación de encierro impuesta por la escasa altura de los techos. Por tanto, y con la intención de promover por el contrario una sensación de amplitud, se optó por revestir dicho espacio con un revestimiento expansivo, súper blanco, apto para estancias húmedas (por supuesto) cuyo rejuntado lineal promoviese mediante la perspectiva fugada la percepción de mayor profundidad. El mobiliario de baño suspendido, el espejo colgante y la mampara de transparente cristal intentan hacer del conjunto uno de gran ligereza, limpieza y neutralidad.
De forma inmediatamente adyacente al cuarto de baño encontramos la habitación doble o principal, cuyas dimensiones permiten la ubicación de una cama doble bajo una pared cabecero de colorido degradado que va desde un naranja tenue (Gold Earth Pantone 2015) hasta un gris azulado conectando de esta forma el suelo con los techos. Frente a esta un gran armario ropero, se camufla con el resto de paredes mediante su laminado blanco y mate, mientras que esconde en su interior las prendas mucho más atrevidas, coloridas y tendenciosas que seguramente visten estos jóvenes inquilinos. Flanqueando un costado de la cama, se propone espacio de almacenamiento abierto adicional para la exhibición de objetos decorativos que aporten calidez y personalidad individual al espacio, así como una generosa ventana de carpintería recuperada con cuarterones barnizados en blanco que huye de la estética de aquellas de aluminio que se han convertido en el estándar, mientras deja entrar a raudales la vital y siempre bienvenida luz natural.
En la habitación individual el esquema cromático se repite, esta vez partiendo desde un intenso amarillo y afectando en este caso la pared en ubicación lateral con respecto a la cama. Al otro lado de ésta y funcionando a la vez como mesita de noche, encontramos un par de peldaños que nos llevan hasta un pequeño vestidor y área de estudio con galería exterior que en un nivel ligeramente superior, constituye la gran sorpresa de esta pequeña habitación de aprovechamiento máximo.
En resumen, la reforma de esta vivienda, sus acabados, mobiliario y estilismo general intenta apegarse a la lógica del alquiler, apelando a un gusto joven pero general, demostrando que es posible decorar con cautela, invertir con medida, apostar sin perder y “mojarse” sin ahogarnos.
Estamos hablando de reformas “low cost”? la inversión final así lo indicaría, aunque sus acabados , la riqueza espacial conseguida mediante la integración espacial, y el estilismo pensado más para gustar que para presumir, nos hace pensar en un concepto ligeramente distinto que quizás podríamos definir como “new cost”. Dentro de éste concepto el coste sigue siendo bajo, si, pero de una forma nueva: estéticamente eficiente, cualitativamente correcta y funcionalmente garantizada.