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#PROYECTOS DE PAISAJISMO Y URBANISMO
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Mercado de Ninot
Josep Lluís Mateo ha finalizado recientemente la remodelación del Mercado del Ninot de Barcelona, un mercado clave en la red de distribución de alimentación de la ciudad por su localización central y confluyente.
La intervención del arquitecto se centra en 4 puntos claves: mantener la impresionante estructura existente, mejora de los accesos, rediseño de fachadas y cubiertas y aprovechamiento del subsuelo. Una de las primeras decisiones de Josep Lluís Mateo en este proceso fue mantener la característica estructura metálica del mercado, formada por tres cuerpos donde el central se encuentra más elevado que los dos laterales para favorecer la ventilación y la entrada de luz. Los accesos se han reorganizado adaptando el suelo a las distintas cotas para eliminar los cambios de nivel existentes, lo que ha generado un espacio unificado de accesos en el hall principal. Desde este hall, el usuario obtiene una visión general del mercado y puede moverse a la planta inferior.
Fachadas y cubierta se han rediseñado para permitir la entrada de luz natural desde el exterior sin dejar pasar la radiación solar directa, que podría dañar los alimentos. Esto se consigue gracias a un sistema de lamas perforadas, que regula la entrada de luz. Por otro lado, las fachadas laterales han integrado las paradas exteriores, que ya no sobresalen ocupando gran parte de la acera. Para adaptar el mercado a las necesidades actuales de logística e instalaciones se recurrió al vaciado del subsuelo, generando dos plantas subterráneas que albergan el parking, un área de auto-servicio, muelle de carga y almacenes. Con la creación de este nuevo espacio, la estructura quedó elevada, por lo que fueron necesarias labores de cimentación.
"El mercado, desde sus orígenes, es una gran plaza cubierta.
Nosotros conservamos y reparamos la estructura que la soporta, bellísima.
Bajo de ésta, vaciamos el terreno para introducir los nuevos servicios complementarios a la venta: logística, aparcamiento, instalaciones.
No cambiamos el volumen que se percibe, cambiamos las superficies que lo cierran, para mejorar las condiciones de uso y espaciales. Controlar la entrada de luz y organizar el espacio urbano adyacente, con la presencia integrada de las paradas exteriores.
El interior es como una ciudad. Sobre un trazado de dos ejes ortogonales (N-S y E-O), las paradas de venta se despliegan acentuando su individualidad. Un gran espacio – hall abierto en la Calle Mallorca recibe al visitante. Plaza de acceso a esta ciudad virtual del comercio. El espacio interior, bañado por la luz lechosa que filtramos del exterior bulle de actividad. En su exterior, las pieles con las que recubrimos la estructura existente siempre al acercarse al suelo se abren y nos ofrecen mercancías. El mercado se relaciona con la ciudad comunicando su uso; las calles y las plazas ganadas son lugares de intercambio y no solo de paso".
(Josep Lluís Mateo)