Orquídea de invernadero Punta del Este / Mateo Nunes Da Rosa

En tiempos de pandemia, Ana, una aficionada a la botánica especializada en orquídeas, convierte su afición en una empresa: Greenhouse Orchid, y nos encarga el diseño de un invernadero que también sirve de espacio de exposición

La propuesta es un prototipo transparente, transportable y modificable que genera el clima necesario para la supervivencia de las orquídeas. Se fabrican dos invernaderos, uno para exposición y otro para floración.

Las orquídeas requieren un microclima dentro de un rango muy específico. Hay que controlar la temperatura, la iluminación, la humedad, la ventilación, el riego y los nutrientes del entorno.

Se crea una doble envoltura para satisfacer estas necesidades y exponer formalmente las flores.

La membrana exterior translúcida protege del viento y del frío, dirige el viento hacia la entrada de aire y, según la orientación, permite ver el interior. La membrana interior detiene la luz solar directa, genera el ambiente muy luminoso necesario y también permite ver el entorno exterior desde dentro.

Entre las membranas se genera una cámara. Se ventila lateralmente a través de un techo retráctil. La entrada de aire es específica del suelo y, por si los sistemas pasivos no fueran suficientes, el mismo sistema de automatización que controla la iluminación activa los forzadores de aire.

En el lateral se han instalado dos grandes puertas que invitan a atravesar el invernadero, generando un segundo túnel de ventilación natural.

Las dimensiones de cada invernadero vienen determinadas por el volumen total transportable, con su peso y materiales optimizados al máximo, utilizando chasis de acero, láminas compactas de policarbonato y aluminio compuesto.