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#PROYECTOS DE ARQUITECTURA PÚBLICA
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Un jardín de infancia con forma de piruleta en China canaliza la imaginación desenfrenada de los niños
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Con más de 10.000 metros cuadrados, este enorme edificio de cuatro plantas para guarderías en la provincia china de Yunnan huye de la monótona sensibilidad de los edificios de hormigón de su tamaño y adopta un exuberante lenguaje arquitectónico inspirado en el arte infantil.
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El estudio chino Dika Architectural Design se inspiró en la imaginación desenfrenada de los niños para diseñar un edificio con forma de piruleta envuelto en tonos rosa caramelo de ensueño, perforado por una juguetona mezcolanza de aberturas circulares y rectangulares. El jardín de infancia, complementado con interiores discretos pero caprichosos, zonas de juego llenas de color y un mural de cuatro pisos con la cara de un bebé de dibujos animados de cuya boca los niños pueden deslizarse hasta el suelo, es un lugar alegre y acogedor que fomenta la capacidad de los niños de pensar de forma innovadora.
Compuesto por un volumen cilíndrico y un ala rectangular, el edificio se diseñó pensando en una piruleta, aunque bien podría haberse inspirado en una lupa o un globo en un palo, después de todo, en la mente de un niño uno puede transformarse fácilmente en el otro y suponemos que el equipo de diseño acogería con agrado esa especulación infantil. Pintado en un degradado de tonos rosas que recuerda a los caramelos y a las puestas de sol, el edificio encanta al instante a los visitantes con su estética de ensueño, mientras que la composición abstracta de sus ventanas -un surtido gráfico de formas circulares y rectangulares más pequeñas y más grandes, algunas de las cuales sobresalen juguetonamente de las fachadas- transmite inocencia y alegría, al igual que las formas pintadas de naranja y rosa de la zona de juegos circundante, que incluye múltiples pistas deportivas y una pista de atletismo.
En el centro del edificio, un atrio circular al aire libre ofrece una zona de juegos adicional salpicada de marcas de colores para diferentes juegos, al tiempo que proporciona una generosa cantidad de luz natural a las cuatro plantas de aulas. El interior del edificio, con una paleta de colores apagada de blanco, gris y madera natural, puede ser menos colorido que el exterior, pero está impregnado de la misma alegría, gracias a una serie de muebles hechos a medida que adoptan formas orgánicas y geométricas. Junto con la mencionada configuración de las ventanas, que crea un juego dinámico de luces y sombras a lo largo del día, el equipo de diseño ha conseguido crear un entorno similar al del país de las maravillas para que los niños jueguen, se relacionen y aprendan.