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#PROYECTOS DE PAISAJISMO Y URBANISMO
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Puente inundable Ter en el río Manlleu / Sau Taller d'Arquitectura
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El objetivo principal del proyecto es convertirse en un catalizador de actividades de ocio, cultura, deporte y educación en torno al cauce del Ter en Manlleu
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El objetivo puede explicarse mediante tres estrategias básicas:
La primera es una lógica territorial que promueve los cauces como espacios de interés paisajístico. La segunda es la estrategia urbana, consolidando el eje verde recreativo-cultural tangente al río. Y la tercera es la solución técnica, una actuación muy puntual y de bajo impacto ambiental.
LA LÓGICA TERRITORIAL, LA ESCALA INTERMUNICIPAL: EL CAUCE DEL RÍO. El proyecto persigue el objetivo de recuperar la actividad de los cauces. Los cauces, por definición, siempre han sido magníficos ecotonos, es decir, espacios que viven del ecosistema del propio río y del inmediatamente adyacente; los espacios intermedios. Estas zonas tienen una gran riqueza paisajística y ambiental. A su paso por los núcleos urbanos han sido abandonados, canalizando el río y formando una barrera entre los espacios inundables y los no inundables. La propuesta se basa en la convicción de que, si devolvemos las actividades a estos lugares y difuminamos la línea entre el río y la ciudad, los enriqueceremos, promoviendo así el mantenimiento y el sentimiento de pertenencia.
LA LÓGICA MUNICIPAL, LA ESTRATEGIA URBANA: UN EJE VERDE. Manlleu ha vivido de y gracias al río: la actividad agrícola e industrial se ha beneficiado del trazado del río Ter. Si se analiza la estructura urbana, se observa cómo en los periodos de gran desarrollo urbanístico, la ciudad ha dado la espalda al río. En los últimos años se ha potenciado la zona a base de espacios libres, equipamientos culturales y zonas deportivas. Así, aparece un nuevo eje lúdico-cultural tangente al río en la margen izquierda. Se trata de un eje que hay que potenciar. Un eje que parte de la Estación de Renfe, en el extremo oeste, y continúa por la zona deportiva, los parques infantiles y el Paseo del Ter hasta llegar al Museo del Ter, en el extremo este. Justo aquí, donde hay un quiosco y un pequeño embarcadero para kayaks, el curso del río forma un meandro y genera una gran pradera de unas 30 ha en el cauce derecho.
El objetivo principal del proyecto es permitir el salto del cauce izquierdo al derecho, dando lugar a todo un eje lúdico-cultural en una gran zona hasta ahora residual. De este modo, Manlleu gana 30.000 m2 de espacio libre. Un espacio lleno de posibilidades, desde las puramente contemplativas (pasear por la pradera es un lujo) hasta las deportivas (creación de nuevos espacios naturales para la práctica del deporte respetuoso con el medio ambiente). También se pueden promover actividades educativas, casi como una extensión del Museo del Ter, un museo al aire libre en el que se puede entender y explicar no sólo la importancia del río y los ecosistemas que lo rodean, sino también su valor patrimonial.
LA LÓGICA CONSTRUCTIVA Y LAS SOLUCIONES TÉCNICAS. Entre todas las posibilidades, se opta por un "passallis", ya que son infraestructuras de bajo impacto ambiental. Un "passallis", por definición, es un elemento inundable. Por tanto, son artefactos que se incorporan de forma natural a la dinámica del río. El proyecto propone una serie de plataformas de hormigón que evocan los antiguos pasos del río en los que se podía pasar de un cauce a otro saltando de piedra en piedra.
La geometría responde a las necesidades específicas del entorno fluvial, por lo que no hay formalismo sino una respuesta eficaz a las exigencias hidráulicas y funcionales. Unos muros de hormigón de 25 cm de espesor, perpendiculares a la corriente del río, colocados a 2,25 m de distancia, garantizan la capacidad hidráulica para el caudal medio diario. Por encima, unas plataformas de hormigón en voladizo de 10 cm de profundidad, de 1,5 m x 3,95 m, minimizan el impacto sobre el flujo. Las plataformas no se tocan entre sí y, de este modo, la estructura permanece abierta, mejorando el comportamiento hidráulico del "passallis" en episodios de grandes salidas de agua. Entre plataforma y plataforma se encuentran las barandillas metálicas que, además de dotar al paso de la accesibilidad necesaria incluso para los vehículos de servicio, ayudan al mantenimiento ya que son desmontables.
Al pasar de un cauce a otro, el peatón se encuentra fuera de la zona de confort del ecosistema urbano y, desprotegido, toma conciencia de la fuerza del río. El ruido del agua que roza las paredes, la humedad y el cambio de temperatura ayudan a sentirse inmerso en el ecosistema fluvial.
Con el paso de los años, el puente inundable evolucionará: el color del hormigón cambiará en función de los niveles de agua, las paredes mostrarán cicatrices de piedras y troncos causadas por los episodios de varias crecidas de agua, y la estructura metálica se oscurecerá debido a la radiación solar. De este modo, el "passallis" se transformará, como las orillas del cauce, en un ecotono: una zona de transición entre dos ecosistemas, el urbano y el fluvial.