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#PROYECTOS DE ARQUITECTURA PÚBLICA
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Museo de la Pirotecnia / Taller de Arquitectura Miguel Montor
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El proyecto forma parte de un programa propuesto para el municipio de Tultepec, Estado de México. El proyecto se refiere a una localidad reconocida por su trabajo con la pirotecnia a nivel nacional e internacional desde hace muchos años
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Después de un minucioso estudio por parte de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano SEDATU, se reconocieron las necesidades en el marco de los Programas de Mejoramiento Urbano del PMU. Bajo este enfoque, la Secretaría y el Departamento de Planeación Urbana buscaron identificar áreas de interés en la localidad, logrando así el mejoramiento urbano y la reactivación económica. Como parte de la solicitud de recuperación económica post-pandémica, se propuso utilizar la mano de obra local durante la construcción del proyecto, con el fin de generar empleo.
Este Programa de Mejora Urbana tiene un enfoque sociocultural y educativo, por lo que la cartera de posibles proyectos incluía un museo destinado a rendir homenaje a la principal actividad de esta localidad, la Feria Internacional de la Pirotecnia que se celebra cada año del 8 al 14 de marzo.
En la búsqueda de exaltar la identidad local, se implementó en el museo una serie de espacios diversos para apreciar la pirotecnia y las festividades relacionadas. En nuestra cultura, podemos encontrar varios espacios de esta naturaleza de los cuales pudimos extraer su esencia y estandarizar algunas de sus características, como el anfiteatro. En la propuesta arquitectónica, la explanada central del museo se asemeja a una plaza de toros cuya analogía tiene que ver con que uno de los espectáculos más representativos de la feria incluye la detonación de "toros pirotécnicos". La naturaleza de este festejo destaca por celebrarse y celebrarse al aire libre. El espacio interior da una sensación de apertura en el recorrido que se consigue al tener las zonas de exposición interior y exterior unidas entre sí, además de tener vistas de conexión entre ambas.
El proyecto tiene en cuenta que el museo puede ser escenario de espectáculos pirotécnicos también fuera de las horas de visita, por lo que se ha hecho habitable el edificio a todas horas creando una plaza abierta al público, proporcionando así una zona para los visitantes durante todo el día. Esta plaza funciona como un espacio abierto donde el público puede observar la pirotecnia independientemente del horario de apertura. Para ello, creamos una explanada que se eleva desde el nivel de la calle donde, al ascender, se puede apreciar la detonación de la pirotecnia al tiempo que se interioriza la esencia del proyecto, el vacío.
La tectónica diseñada para este proyecto se basa únicamente en losas y muros. Los planos e intersticios alertan de que algo va a ocurrir en ese espacio, revelando la fuerza del edificio a través de los huecos. Sonoramente, la reverberación permite disfrutar de una exposición que coincide sónicamente con la llamarada generada por la pirotecnia.
Una de las motivaciones del proyecto fue crear un espacio para honrar a San Juan de Dios, el patrón de los artesanos pirotécnicos, que presentan la pirotecnia al santo para que la proteja antes de detonarla. Al celebrar el fuego en los espacios huecos del museo, buscamos generar la analogía de un volcán. Las cartelas sugieren la abstracción de una serie de cohetes que rodean el vacío. La periferia del edificio es discontinua para dar la sensación de que no es un elemento construido, dirigiendo en cambio el foco de atención a la llanura elevada. En el intersticio entre el edificio y la zona colindante, los jardines funcionan como recorrido y respiro de la museografía. El museo cuenta con una cafetería que, junto con la plaza pública, busca generar un punto de encuentro para la comunidad.
Trabajamos con materiales que favorecen el proyecto y ahorran tiempo al elegir materiales de bajo mantenimiento, como el ladrillo rojo, el hormigón pigmentado y el acero oxidado. Decidimos el tono de la pigmentación teniendo en cuenta el tema de la plaza que, al estar ligado a la tierra, mantiene la identidad del lugar.
Un proyecto que busca, como nuestra cultura prehispánica, conectar su corazón con el cielo abierto.