Gardenvale por Ware Architects

Unas delicadas incisiones reorganizan una casa de entreguerras en el sureste de Melbourne, proporcionando una inteligente adaptabilidad y una bienvenida autonomía a su propietario, que se está reduciendo.

Esta reforma de una elegante casa de 1920 es el primer proyecto "de envergadura", en palabras de Jono Ware, de su recién creado estudio, Ware Architects. Una respuesta serena a un encargo modesto, que posee una gracia y una contención poco comunes en los primeros trabajos de jóvenes estudios. Situado en Gardenvale, un barrio del sureste de Melbourne, el dúplex es una de las dos viviendas que dan a la calle principal de la localidad. Los propietarios, que durante mucho tiempo vivieron en la casa de al lado, la compraron y alquilaron hace décadas para evitar que el futuro desarrollo urbanístico la "urbanizara". Fue una decisión inteligente, ya que cada vez son más las grandes urbanizaciones -sobre todo últimamente- que desfilan por la calle. La compra también fue premonitoria por otra razón no intencionada: la oportunidad de mudarse a la más pequeña de las dos residencias, tras el fallecimiento del marido de la clienta.

La casa necesitaba mucha atención, y el cliente pidió a Jono que replanteara la distribución original, parecida a la de una torre, sin dejar de lado los apreciados detalles Art Déco, como los rosetones geométricos del techo, las puertas de plomo y los arquitrabes de las ventanas.

Jono había pasado años viviendo y trabajando en Escandinavia antes de embarcarse en su carrera arquitectónica y había desarrollado una afinidad por los primeros modernistas como Finn Juhl y Arne Jacobsen. Se dejó influir por la obra de ambos arquitectos daneses y se inspiró especialmente en la propia casa de Juhl para encontrar la manera de conciliar el legado Art Déco de la vivienda y el deseo de una estética modernista más contemporánea.

En Gardenvale, la renovación ha conservado la huella del edificio existente, una decisión que ha permitido preservar las zonas exteriores y maximizar el presupuesto. El principal cambio de diseño consistió en eliminar el oscuro pasillo central y un aseo de curiosa ubicación, al que se accedía desde el exterior pese a estar situado dentro de la casa. Estos cambios en la planta crearon dos ejes nuevos y distintos: uno de este a oeste, que ofrece vistas y paso al jardín desde la entrada; y un segundo de norte a sur, que contiene una cocina y un salón largos y abiertos. Para maximizar la luz en este nuevo espacio habitable, se reconstruyó toda la pared este de la vivienda para alojar una impresionante serie de ventanas nuevas. Los gruesos marcos de madera exageran la profundidad de estas ventanas, que se levantan del suelo para integrar asientos empotrados a medida a lo largo de su borde. Este nuevo muro acristalado ejemplifica dos objetivos clave del arquitecto para el proyecto: crear espacios acogedores y cálidos dentro de una intervención limpia y modernista, e "integrar" la mayor parte posible de la carpintería y el mobiliario para reducir la necesidad de piezas sueltas que inevitablemente desordenarían los pequeños espacios.

La eliminación del pasillo existente requirió un refuerzo estructural en los techos del comedor/salón. Jono aprovechó esta necesidad para crear una secuencia de profundas bóvedas artesonadas que se alinean perfectamente con el marco de la ventana y la carpintería de la cocina. La ventana esquinera más ancha provoca un cambio en el ritmo de las vigas por encima del asiento empotrado, un cambio sutil que atrae la mirada -y al ocupante- hacia este rincón para sentarse.

También se retiró del edificio original parte de un muro de carga que atravesaba el centro de la casa, un resto del cual se encuentra ahora con un panel corredizo gigante insertado en su lugar. Este muro móvil permite al cliente separar el salón de la cocina/comedor, o conectar ambos en un gran espacio abierto. Este elemento, aparentemente sencillo, requirió un cuidadoso trabajo de ingeniería y mano de obra, pero su inclusión proporciona un nivel de flexibilidad dentro de la compacta huella que ya ha permitido a la clienta utilizar el salón como segunda sala de estar, estudio para trabajar desde casa y alojamiento de invitados para uno de sus hijos y un nieto.

Los acabados de toda la casa son deliberadamente discretos. Jono señala que la intención era que los nuevos elementos "se retrajeran un poco" para evitar eclipsar los elementos originales de la época. La calidez de los suelos y muebles de madera de fresno frente a las paredes blancas y nítidas constituyó la paleta básica, con añadidos como la carpintería a medida del dormitorio y la cocina, en la que se utilizó la misma madera combinada con un suave tono azul pastel. En los cuartos de baño, se seleccionaron cuidadosamente azulejos de un gris frío mate para que sirvieran de telón de fondo a las cálidas ventanas de madera y complementaran el azul pastel de la carpintería, pero también por sus cualidades táctiles, con una textura que al tacto se asemeja mucho a la de la madera mate y las paredes enlucidas.

En el exterior, el pequeño jardín se esfuerza por crear multitud de zonas diferentes, cada una con su propia función. Una terraza de madera con jardineras de ladrillo integradas suaviza la transición entre la casa y el jardín, y sus esquinas curvadas reflejan la carpintería a medida del interior, ya que desciende hasta una zona de comedor exterior y rodea la cochera. El tejado de la cochera, con finos listones de madera, es el complemento perfecto para el ladrillo macizo de la casa: aunque aparentemente sólido, deja pasar la luz suficiente para no oscurecer la entrada trasera.

Puede que esta belleza Art Déco haya esperado su momento bajo el sol, pero el amor y el cuidado que le han dedicado arquitecto y cliente han hecho que la espera merezca la pena.