Sigurd Larsen esculpe cubos interconectados para una casa individual en una rocosa isla griega

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#PROYECTOS DE ARQUITECTURA RESIDENCIAL

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Encaramada en la suave ladera de una pequeña península que sobresale de la isla griega de Kythnos, la Casa Piperi de Sigurd Larsen ofrece impresionantes vistas del archipiélago de las Cícladas. Inspirada en los pueblos tradicionales, la casa surge como una composición de cubos blancos interconectados por callejones escalonados. Elaborados como una escultura cristalina tallada en un único bloque de piedra blanca, los volúmenes monolíticos contrastan con el árido paisaje adornado con tonos marrones y verdes.

Tanto en el interior como en el exterior, las caprichosas escaleras blancas invitan a fluir circularmente por todos los niveles de la residencia. Inspirándose en los dibujos de M.C. Escher, se puede atravesar la casa en un bucle interminable de escalones, moviéndose por encima, por debajo y a través de sus espacios. Dispuesto en un grupo de cuatro cubos blancos situados a distintas alturas en la ladera, el diseño ofrece numerosas vistas panorámicas de las islas circundantes. El equipo de diseño optó por grandes aberturas alrededor de la casa, permitiendo que los tonos azules del mar y el cielo impregnaran el interior.

La Casa Piperi, diseñada por el arquitecto Sigurd Larsen, invita a los residentes a sumergirse en la tranquila belleza del paisaje indómito. Desde el interior de la casa, los residentes pueden disfrutar del paisaje de la pequeña isla deshabitada de Piperi, situada al sureste de Kythnos. Las terrazas sirven de conexión entre los distintos espacios, pero también realzan la belleza del paisaje mediterráneo. En el exterior, los tejados de los cubos blancos ofrecen acceso a mesetas elevadas sobre el terreno rocoso.

Las distintas zonas al aire libre creadas por la disposición de los cubos blancos miran en distintas direcciones, proporcionando ingeniosamente un lugar protegido al que no afectan los vientos estivales. Dos escaleras guían desde la casa hasta el agua, cada una en lados opuestos de la península. Un camino conduce a las escarpadas rocas y acantilados del lado este, ofreciendo la oportunidad de saltar al mar, mientras que el otro lleva a una pequeña playa de arena en el lado suroeste.

La propiedad se extiende más allá de la cresta de la colina, donde se encuentra una casa de invitados dentro de un granero de piedra existente. Con una cocina exterior y una pérgola, este tranquilo espacio permite a los huéspedes pasar de contemplar el amanecer en la casa principal, en los acantilados orientales, a disfrutar de la puesta de sol en la cocina exterior, frente a la playa, en el lado suroeste.

Sigurd Larsen esculpe cubos interconectados para una casa individual en una rocosa isla griega