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#PROYECTOS DE PAISAJISMO Y URBANISMO
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El estudio mexicano Riparia renueva un parque con un pabellón de madera maciza que lleva el nombre de un famoso anfibio
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Emblemático de su México natal y a la vez en peligro de extinción, el anfibio perpetuamente juvenil conocido como ajolote prosperó en el interior de vastos lagos que más tarde desecaron los colonos españoles y devoró la creciente metrópolis que se convirtió en la capital del país.
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Conocidas por sus pícaras "sonrisas", sus plumosas branquias, su abundante dieta carnívora y sus extraordinarios poderes regenerativos, que se activan cuando pierden un miembro (o dos), las famosas salamandras topo de Ciudad de México deben su nombre a Xólotl, el dios azteca del fuego y el rayo que escapó de la muerte transformándose en una criatura parecida a un lagarto y huyendo al agua.
En la actualidad, la población de ajolotes salvajes de Ciudad de México, en peligro de extinción, sólo se encuentra en un único hábitat: los canales y humedales dispersos que conforman los restos del antiguo lago de Xochimilco. A unos 65 km al suroeste de la ciudad, en Toluca, el ajolote -que incluye a los 16 miembros endémicos de México de la gran familia Ambystoma- se celebra, y se pone de relieve su difícil situación, en una nueva instalación que forma parte de uno de los primeros proyectos de parques públicos de repoblación del país.
Dirigida por Riparia, un estudio de arquitectura multidisciplinar centrado en la sostenibilidad del agua, la restauración del Parque de la Ciencia Sierra Morelos de Toluca, de 47 acres, pone en primer plano la recreación pública y la conservación de la vida silvestre, al tiempo que exhibe al ajolote en una especie de santuario: el Ajolotario, una plataforma circular de observación de humedales y centro educativo que sirve de ancla al renovado parque urbano, dedicado a la conservación y el estudio de los emblemáticos anfibios de México.
Realizado con hormigón y madera en masa, el Ajolotario, de 4.300 metros cuadrados, está integrado directamente en su entorno pantanoso, conectado a la orilla por un puente peatonal. Dado que el nivel inferior está parcialmente sumergido, el "sótano" de hormigón de la estructura en forma de anillo tuvo que terminarse antes de que empezara la temporada de lluvias. A continuación, los humedales se llenaron con la ayuda de una planta de aguas residuales cercana que bombea agua tratada a los estanques del parque, antes estériles, como parte de una estrategia más amplia de recuperación de humedales dirigida por Riparia. El resto del proyecto se completó con grúas.
Giordana Rojas, socia de Riparia, señala que el parque está en una zona "muy humilde, por lo que, en términos socioeconómicos, de agua y biodiversidad, era importante rescatarlo"
"El Ajolotario es la encarnación de todo lo que queremos mostrar sobre los humedales y el ajolote", dice Laurent Herbiet, otro socio. "Metimos el museo en el agua para que la gente pueda experimentar el ecosistema submarino" Para ello, el nivel inferior del pabellón, con sus ventanas de ojo de buey que ofrecen a los visitantes una visión directa de las turbias profundidades, cuenta con espacios de exposición, aulas y laboratorios de investigación que son visibles para el público desde un sinuoso pasillo que rodea el espacio. Aunque la variedad autóctona de ajolote de Toluca puede encontrarse en estado salvaje justo aguas arriba del Ajolotario, estos vulnerables anfibios aún no han sido reintroducidos en el lago restaurado del parque. Por ahora, pueden verse, junto con otras salamandras mexicanas y otros habitantes de los humedales locales, en una serie de tanques de exhibición en el nuevo edificio.
Por encima de la superficie, en el nivel de observación del Ajolotario, concebido para las aves y conectado a la cubierta sumergida por una rampa en espiral, hay una elevada marquesina con una cubierta de losas de madera contralaminada (CLT) coronada de vegetación. Según los arquitectos, esta cubierta, sostenida por columnas de madera laminada, es la primera estructura construida con CLT en México. "Aquí está en sus primeras fases, pero está creciendo rápidamente", comenta Herbiet sobre la adopción de la madera en masa en el país. Para resaltar aún más la belleza de la madera, un ciprés de Moctezuma emerge de un jardín abierto al cielo en el corazón del espacio.
De vuelta a la tierra, el plan de repoblación forestal del parque ha dado lugar a senderos de hormigón reciclado, instalaciones sanitarias con tejados verdes y refugios de picnic, praderas de flores silvestres, una nueva zona de juegos y una imponente casa para murciélagos, muy lejos de su estéril versión anterior, en la que el parque carecía de fauna silvestre significativa y estaba dominado por desaliñadas extensiones de césped. Tras su reapertura a finales de 2022, la gente -y, lo que es igual de importante, la fauna salvaje- ha vuelto para experimentar algo que el parque ha experimentado pero que el ajolote, por diseño, no: una metamorfosis completa.
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