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#PROYECTOS DE ARQUITECTURA PÚBLICA
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Un faro de la educación moderna: Circular Studio diseña el nuevo campus de LCI Barcelona
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La modista catalana Felicidad Duce Ripollés fundó su escuela y taller de moda en Barcelona en 1928, sentando las bases de lo que se convertiría en un referente de la enseñanza superior de la moda en España. Su visión, combinada con un enfoque innovador de la enseñanza, un agudo sentido del espíritu empresarial y una notable capacidad de comunicación, transformaría la institución en un líder en su campo.
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Casi un siglo después, un nuevo campus en el distrito de la innovación de la ciudad 22@ en El Poblenou marca un importante paso adelante, fusionando el legado de la pionera escuela de moda de Felicidad Duce con el espíritu innovador de la red canadiense LCI Education, que adquirió la escuela en 2013. Diseñada por el estudio de arquitectura local Circular Studio, la nueva sede de LCI Barcelona combina con éxito función y forma para crear un entorno ideal que fomenta la creatividad, el aprendizaje y el compromiso con la comunidad.
Con capacidad para unos 2.500 estudiantes, el edificio de siete plantas de metal y vidrio se concibió como un "campus vertical" que alberga una combinación dinámica de aulas, laboratorios, talleres y áreas sociales que dan soporte a sus programas ampliados de arte, diseño, comunicación y tecnología. El diseño de Circular Studio se basa en la transparencia, la adaptabilidad y el compromiso con el entorno, y el resultado final es una experiencia espacial fluida que difumina los límites entre los espacios interiores y exteriores.
En el exterior, el edificio está envuelto en una disposición rítmica de paneles verticales de aluminio, que sirven tanto de protección solar como de declaración estética. Dispuestos en ángulo e intercalados con ventanas, estos paneles en forma de aleta bloquean eficazmente la luz solar intensa y permiten que una luz suave e indirecta se filtre en los interiores, creando un entorno cómodo y bien iluminado para los estudiantes y el personal. Combinado con el diseño rítmico de las fachadas, el edificio adquiere la apariencia de una estructura reluciente de alta tecnología. En cambio, los espacios interiores están acabados predominantemente en blanco, lo que amplifica la sensación de apertura y mejora la calidad de la luz natural.
La planta baja del edificio se retranquea para crear una plaza pública, accesible tanto a los estudiantes como a la comunidad local. Esta plaza sirve de puente entre la ciudad y la institución en un gesto simbólico que invita al compromiso y al diálogo. Escaleras y rampas conectan esta zona abierta con el interior, formando un camino cohesivo que se extiende hasta el interior del propio edificio. La luz natural inunda estos espacios comunes a través de grandes ventanales y claraboyas, creando un ambiente cálido y acogedor propicio para el aprendizaje y la interacción, que se extiende a los niveles subterráneos, diseñados como un centro para la creatividad práctica, con FabLabs, laboratorios fotográficos y espacios de trabajo flexibles.
En cuanto a la circulación del edificio, se ha organizado inteligentemente en torno a su perímetro, convirtiendo los pasillos en áreas multifuncionales que actúan como zonas sociales, espacios de trabajo y espacios de exposición, un enfoque que redefine el uso convencional de los pasillos, transformándolos en espacios vibrantes para la interacción, el intercambio de ideas y la exhibición del trabajo. De la tercera a la quinta planta, la circulación del edificio se extiende hacia el exterior, con caminos que dan al paisaje urbano circundante y vistas al mar. Entre las plantas tercera y quinta, una "plaza elevada" en la cuarta planta sirve de punto focal del edificio, en forma de espacio al aire libre protegido de la luz solar directa, donde los estudiantes pueden reunirse, estudiar o tomarse un descanso disfrutando de la brisa mediterránea.
En todo el campus, los elementos de diseño sostenible han obtenido la certificación BREEAM, que destaca su arquitectura energéticamente eficiente y su adecuación a las normas mundiales de responsabilidad medioambiental, en un guiño a las raíces canadienses de LCI Education. Se mire como se mire, el nuevo campus de LCI Barcelona se erige como una audaz visión de la educación moderna, donde la arquitectura, el aprendizaje y la vida urbana convergen a la perfección para crear un ecosistema dinámico que se adapta a las necesidades de su diversa comunidad estudiantil, estableciendo en última instancia un nuevo estándar para entornos de aprendizaje creativos.




