Publicación el 28/11/2019
El tejido urbano del centro de Córdoba se compone de manzanas densas caladas por infinidad de patios que confieren a este lugar el carácter de un espacio nunca del todo conocido.
Al adentrarnos en el interior de este parcelario encontramos una amalgama de construcciones de épocas diversas donde lleno y vacío se alternan dotando de luz, aire y privacidad al interior. Este territorio de luces y sombras queda articulado por toda la colección de espacios intermedios que nutren el acervo arquitectónico meridional. Adarves, zaguanes, pasajes, corredor...